Pensamientos de un adiestrador de “refuerzo positivo”
Por Ken Ramírez en 29/04/2015
Carta publicada por Ken Ramirez en Karen Pryor Clicker Training
¿Es realmente todo o nada?
En febrero, escribí un artículo titulado ¿Es realmente todo o nada? Ese artículo describe algunas de mis preocupaciones acerca de los obstáculos que algunos adiestradores de refuerzo positivo ponen en el camino de la conversión de los nuevos adiestradores a las técnicas positivas. A veces somos nuestros peores enemigos a la hora de ayudar a que los nuevos adiestradores acepten el refuerzo positivo. En dicho artículo me centré en dos temas principales. El primero fue la renuencia que muchos adiestradores sienten a permitir que los adiestradores más tradicionales se aproximen o gradualmente se conviertan al uso de herramientas de refuerzo positivo. El otro tema que toqué fue la preocupante tendencia de ser demasiado crítico y no muy positivo, en el enfoque que algunos toman hablando o dirigiéndose a adiestradores que aún no han adoptado el refuerzo positivo.
Esos dos temas seguirán siendo temas importantes para nuestra comunidad, pero este artículo se centrará en cómo la terminología que utilizamos a menudo se interpone en el camino de transmitir el mensaje deseado. Curiosamente, después de que saliera el artículo ¿Es realmente todo o nada?, muchas personas remitieron artículos, blogs y ensayos que otros habían escrito sobre el tema del castigo y del refuerzo y de la confusión que existe sobre estos conceptos en el mundo del adiestramiento. Me gustaría añadir mi voz y explicación a esta conversación.
“¿Puramente positivo?”
Frases que causarán una mirada escéptica o alejarán rápidamente a otros de nuestro mensaje son comentarios tales como: “Yo soy un entrenador puramente positivo”, o “¡Yo nunca uso castigo!” Aprecio el sentimiento que subyace detrás de estas afirmaciones, pero es fácil entender por qué algunos se burlan de estos comentarios y asumen que cualquiera que hace estas afirmaciones no es un adiestrador serio. No creo que esas suposiciones sean necesariamente ciertas, pero pone de relieve los retos y obstáculos que crea el uso de la terminología.
¿A quién estamos hablando?
Tal vez uno de los primeros retos es no saber o entender los antecedentes de la persona que envía un mensaje en particular, o no saber los antecedentes de la persona escucha o recibe el mensaje. Cuando los que participan en una conversación son de diferentes orígenes, a menudo hay una gran diferencia en los términos que cada uno de ellos usa y entiende. Los adiestradores profesionales a menudo se centran en muy diferentes enfoques para su arte: condicionamiento operante, condicionamiento clásico, etología, varias nuevas filosofías orientales y tutorías tradicionales (que pueden o no tener conocimientos de uno de los enfoques mencionados anteriormente). Además de la comunicación con adiestradores profesionales, debemos encontrar formas de comunicación con el público general, personas que pueden tener muy poca comprensión de la terminología técnica. Incluso los adiestradores profesionales, en función de su origen, pueden utilizar muy diferentes términos. La elección de palabras y vocabulario son a menudo cruciales en la interrupción de la comunicación.
“Si queremos tener un diálogo honesto acerca de las técnicas, tenemos que reconocer que es posible que cada uno tenga una comprensión diferente de los términos y conceptos.”
Mi enfoque de adiestramiento es operante y, aunque ciertamente utilizo conocimientos de condicionamiento clásico y de etología, mi terminología y herramientas vienen de la parte operante de la ciencia. Sin embargo, cuando me comunico con el público, puedo volver al lenguaje y términos que son más comúnmente entendidos. Esta elección puede ser confusa si no eres consciente de que puedo cambiar de idioma dependiendo de mi público objetivo. Si queremos tener un diálogo honesto acerca de las técnicas, tenemos que reconocer que es posible que cada uno traiga una comprensión diferente de términos y conceptos a la mesa.
Los refuerzos y castigos están siempre presentes en el comportamiento
La frase “puramente positivo” no es ni realista ni veraz. Nunca he usado ese término y no puedo ni imaginar lo que esa frase significa realmente. Tanto los estímulos agradables como aversivos están presentes todo el tiempo y las frecuencias de los distintos comportamientos en el repertorio de un animal están constantemente en proceso de cambio. Como los comportamientos cambian en frecuencia, están por definición, siendo reforzados o castigados. El refuerzo y el castigo están ocurriendo todos los días para todos los animales, no importa qué tipo de adiestrador proclamemos ser. Si entendemos la ciencia, sabemos que esto es cierto. La realidad requiere que los adiestradores hábiles y competentes reconozcan y entiendan cómo utilizar todas las herramientas y la forma de adaptar el entorno para facilitar el éxito a los animales.
Así que, ¿qué significan realmente las distintas etiquetas que ponemos a los adiestradores? No voy a pretender hablar en nombre de nadie más que de mí mismo. Pero puedo explicar por qué me llamo a mí mismo un adiestrador de refuerzo positivo y lo que significa para mí.
Explicar el adiestramiento para el público en general
He pasado gran parte de mi carrera hablando de adiestramiento para el profano o el no-adiestrador. Incluso muchos de los jóvenes adiestradores con los que he trabajado no provienen de una formación en ciencias y habitualmente no están familiarizados con la terminología técnica. Como resultado de ello, hablo de castigo y refuerzo de la forma en la que el público lo entiende habitualmente.
En nuestra sociedad tendemos a castigar y reforzar a la gente, los niños y los animales. Pero si eres un verdadero adiestrador, nunca castigas o refuerzas una persona o un animal; castigas o refuerzas el comportamiento. Este es un concepto que se pierde en la persona promedio, alguien que no tiene el tiempo, interés o inclinación a comprender esta distinción. Lo vemos constantemente: la gente castiga a su perro, castiga a sus hijos o castiga al criminal. Lamentablemente, este castigo a menudo no da el resultado deseado, pero seguimos castigando en nuestra sociedad.
“Tenemos que hacer un mayor esfuerzo para ayudar a la persona promedio a realmente entender la ciencia del adiestramiento.”
Poco a poco, me he dado cuenta de que tenemos que hacer un mayor esfuerzo para ayudar a la persona promedio a realmente entender la ciencia del adiestramiento con el fin de ayudar a que las interacciones con sus mascotas y las personas en su vida sean más exitosas. Pero a menos que tenga la intención de enseñar específicamente una “lección de ciencia”, si me estoy comunicando con una amplia y no científica audiencia, puedo hacer la afirmación de que “yo nunca uso castigo.” En ese caso me refiero al castigo como el público en general entiende y usa esa palabra. No me refiero a la definición conductista del castigo.
Enseñar adiestramiento a los jóvenes adiestradores
He enseñado a cientos, quizás miles, de adiestradores jóvenes en el camino de convertirse en adiestradores profesionales. Les he enseñado en entornos donde podría dictar las herramientas que se les permite usar y cuándo se les permite utilizarlas. Con estos alumnos, yo enseño el verdadero significado de refuerzo y castigo. Es importante para mí que sean conscientes de cómo el ambiente refuerza y castiga el comportamiento, y cómo deben adaptar sus acciones para compensar eso. Como resultado del ambiente controlado y porque soy capaz de asegurarme de que no están trabajando con animales que tienen problemas graves de conducta, puedo insistir en que los estudiantes se centren en el refuerzo positivo y prohíbo la aplicación intencional de cualquier castigo.
Si un animal presenta problemas, animo a mis estudiantes de adiestramiento a redirigirlo hacia un comportamiento más apropiado o a pasar al animal a un entrenador más experimentado, alguien con la opción de utilizar un conjunto de herramientas más amplio. Durante estos años de aprendizaje de enseñanza, este enfoque del castigo enseña a los adiestradores jóvenes cómo utilizar con eficacia el refuerzo. Como el castigo no está disponible para ellos, aprenden a encontrar alternativas positivas. Estos estudiantes se convierten en entrenadores mucho más disciplinados que, más adelante en su carrera, cuando les surge la opción de utilizar herramientas de castigo, no les resulta fácil o necesario el uso de esas herramientas. El uso inicial de las opciones positivas se convierte en una segunda naturaleza; las opciones de castigo simplemente no son la respuesta predeterminada para entrenadores formados en este sistema. Estos adiestradores, durante los primeros años de su formación, en verdad están utilizando sólo el refuerzo positivo.
Trabajando con los clientes
La mayoría de los clientes tienen aún menos habilidades y menos conocimiento que los jóvenes adiestradores que he descrito. Por lo general, yo enseño a los clientes sólo las herramientas que necesitan para trabajar eficazmente con sus propias mascotas en su entorno específico. Me parece que las herramientas positivas son muy eficaces para los principiantes; centrarse en estas herramientas impide un uso excesivamente emocional del castigo, porque evito completamente enseñar a los clientes esas herramientas. En los casos graves, en los que alguna herramienta aversiva podría ser seleccionada tradicionalmente, sugiero al cliente que busque un adiestrador profesional (yo u otra persona) que pueda guiarlos en el uso seguro y apropiado de una herramienta más avanzada. Evito poner estas herramientas en las manos de los clientes. Resulta demasiado fácil para los principiantes el uso excesivo del castigo o escalar a un nivel que es tan duro que produce un grave daño al alumno. Se necesita un nivel de habilidad mucho más alto del que el cliente promedio posee para aplicar castigos apropiadamente.
Mi acercamiento a los profesionales
Trabajando con colegas profesionales, etiquetándome como un entrenador de refuerzo positivo indica que concentro mi atención en el comportamiento deseado en lugar de en el comportamiento no deseado. Busco formas de reforzar el comportamiento deseado en lugar de centrar la atención en la eliminación de la conducta no deseada. Reconozco que si un comportamiento está aumentando en frecuencia, es probable que otro comportamiento esté disminuyendo al mismo tiempo.
En cuanto al comportamiento, el refuerzo y el castigo, por defecto, aparecen todo el tiempo para cada entrenador en todas las situaciones de aprendizaje. Sin embargo, mi preocupación o atención es sobre lo que mis alumnos están experimentando. ¿Dónde está su enfoque? Si está realizando un comportamiento por miedo o preocupado por hacerlo mal (o está evitando un aversivo) he fallado en mis metas como adiestrador de refuerzo positivo.
Tengo la esperanza de que mi animal esté tratando de hacer las cosas bien y está trabajando por la alegría, emoción o el refuerzo de la actividad. Mi enfoque se puede equiparar a las diversas formas en las que los trabajadores humanos ven sus puestos de trabajo. Algunos trabajan duro y están motivadas por el miedo a perder su puesto de trabajo o el temor a meterse en problemas; estas personas trabajan duro, hacen un excelente trabajo, pero tienen una mala actitud y odian sus profesiones. Hay otros trabajadores (y me considero uno de ellos) que nunca piensa en ser despedido y no están motivados por el miedo; en cambio hacemos nuestro trabajo bien, disfrutamos de nuestra profesión y estamos motivados por el refuerzo que tenemos por el trabajo (la alegría de la profesión, misión, compañeros de trabajo y, casi en segundo lugar, un sueldo).
“La mayoría de los que nos consideramos adiestradores de refuerzo positivo no somos ni ignorantes ni ajenos a las realidades del castigo.”
Hay unos cuantos adiestradores de refuerzo positivo que se niegan a reconocer que el castigo está operando en sus animales de alguna manera. Pero creo que ese grupo es pequeño y no la norma. La mayoría de los que nos consideramos adiestradores de refuerzo positivo no somos ni ignorantes ni ajenos a las realidades del castigo. Somos plenamente conscientes del impacto que los aversivos tienen sobre los animales, y usamos ese conocimiento con habilidad y cuidado. Los castigos forman realmente parte del aprendizaje y enseñarlo forma parte de todos los programas de entrenamiento (pero no tiene que ser el centro), y ciertamente no es necesario ser lo más prominente para el animal que está aprendiendo.
Mi forma de pensar sobre el refuerzo y el castigo viene de un deseo de enseñar con claridad y establecer un estándar ético y una guía para mí, mi equipo, mis clientes y mis alumnos. Creo en la ciencia y trato de enseñar la ciencia con claridad y objetividad. Comparto esta información con la esperanza de que aclare mi punto de vista y razones para llamarme a mí mismo un adiestrador de refuerzo positivo. No hago ningún juicio o crítica de los que optan por entrenar o enseñar de manera diferente.
El diálogo continúa
“A medida que nuestra profesión crece y nuestro uso y comprensión de la ciencia aumenta, espero que podamos descubrir similitudes entre nosotros y las lecciones que podemos aprender unos de otros …”
A medida que nuestra profesión crece y nuestro uso y comprensión de la ciencia aumenta, espero que podamos descubrir similitudes entre nosotros y las lecciones que podemos aprender unos de otros, sin importar la etiqueta que ponemos a nuestro estilo de entrenamiento. El objetivo de esta carta era simplemente compartir por qué utilizo el término “adiestramiento de refuerzo positivo” y por qué evito o minimizo el castigo cuando adiestro o describo mi adiestramiento. Es mi deseo constante poder cerrar la enorme brecha que aún existe entre muchos de nosotros que adiestramos animales como profesionales y ayudar a continuar aprendiendo unos de otros.
Feliz adiestramiento,
Ken Ramírez
Traducción ofrecida por Nuria Francés (www.edogtorial.com) con autorización de Ken Ramirez